En este contexto de pandemia, y con más de 1 año de cierre y apertura globalizada, las organizaciones siguen evaluando cómo mantenerse y continuar. Tuvieron que enfrentarse a la prueba del trabajo remoto a la fuerza, siendo conscientes además que trabajar en confinamiento no es trabajar de forma remota. El teletrabajo es placentero, previene el burnout, equilibra el balance de vida personal con la vida laboral y tiene miles de ventajas más (ahorro de gastos innecesarios, mejoras ambientales al reducir la huella de carbono de cada colaborador, promover el trabajo inclusivo, entre otras).

Hoy en día las organizaciones empezaron a decir que “son organizaciones híbridas” o que ven esa realidad en el futuro cercano. Una organización híbrida implica que haya talento trabajando remoto y talento en la oficina indistintamente. Es raro ver que tomen este modelo como el más fácil cuando, en realidad, es el más complejo de implementar. En una organización híbrida, ¿Quién tiene prioridad? ¿El que está remoto o el que va a la oficina? ¿Dónde concentran la comunicación? ¿Qué pasa con las meetings? Las variables son muchas, y la mejor forma de que un modelo híbrido funcione es que la cultura de la empresa se consagre como una organización Remote First.

Remote First pone al talento que trabaja de manera remota en el centro de la escena. Esto te asegura que las comunicaciones, la manera de establecer tareas y objetivos, la reportabilidad y la manera en que los colaboradores interactúan y se relacionen entre si sea igual para todos. Permite además que las personas puedan elegir un día ir a la oficina, y otro día quedarse en sus casas cuando quieran o lo necesiten, y que su experiencia en el trabajo no cambie.

Muchas organizaciones sienten que realizando una transformación digital sería suficiente, que teniendo la tecnología a favor el resto se acomoda fácilmente. Pues no mi ciela. El verdadero cambio de mindset lo realizan las personas, y es en ellas donde se concentra el mayor desafío a la hora de mutar la cultura organizacional hacia ambientes remotos.

Gitlab es una de las primeras organizaciones en funcionar 100% remotos con personas a lo largo del globo. Para que esto suceda, se concentraron principalmente en poner en claro y, de manera abierta, cada uno de sus procesos. Ahora no sólo son totalmente abiertos para con sus colaboradores, sino que su generosidad la llevan a compartir con todos nosotros lo que aprenden día a día y todo lo que han implementado.

Uno de los cambios mas interesantes que muestra Gitlab en la cultura organizacional es la manera de medir cuán lista está una empresa para volverse remota. Esto lo miden en 4 fases:

La Etapa 1 de “imitación”–> Llevamos a lo virtual lo que hacíamos presencial y lo hacemos de la misma manera, sin modificaciones.

La Etapa 2 es la Funcional –> Implementan ventajas del trabajo remoto como grabar una meeting para que otros la vean luego, o hacen preguntas en un canal público en lugar de tener conversaciones 1:1 tipo pasillo, lo que abre el juego para que todos se involucren.

La Etapa 3 es la Asincrónica –> En esta etapa la organización empieza a completar tareas y alcanzar objetivos sin necesidad de realizar tareas sincrónicas. Están más a gusto trabajando cada uno a su ritmo y alcanzan un alto nivel de comunicación escrita y verbal.

La Etapa 4 es la final, la Intencional –> acá ya podemos decir que la organización trabaja y opera priorizando el ambiente remoto. Esto se puede ver especialmente en:

• Medir resultados en lugar de cantidad de horas trabajadas
• Contratar fuera del área geográfica en donde operan y permitiendo la relocalización de sus colaboradores actuales
• Reuniones de equipo para discutir ideas entre pares y poner ideas en acción con lideres rotativos.
• Actividades de team building virtuales con un claro objetivo de acompañarse, conocerse mas y afianzar lazos fuera del marco profesional.
• Deshacerte de todas las oficinas presenciales y dar el salto final. OH THE HUMANITY

¿Creés que tu organización está lista o cercana a dar el gran salto?